La pudrición del cogollo de esta palma le ha generado pérdidas al sector por $650.000 millones. En un nuevo laboratorio de biotecnología buscan el remedio a este mal.
Elespectador.com
La pudrición del cogollo de esta palma le ha generado pérdidas al sector por $650.000 millones. En un nuevo laboratorio de biotecnología buscan el remedio a este mal.
Como en la salud, en la agricultura también más vale prevenir que tener que lamentar. La pérdida de 35.000 hectáreas de palma de aceite en Tumaco y 20.000 en Puerto Wilches en los últimos años, por culpa de una enfermedad llamada pudrición del cogollo (PC), llevó al centro de investigación del gremio de los palmeros, Cenipalma, a iniciar esfuerzos para conocer la enfermedad, y así poder ganarle la batalla. Sólo por la PC, los palmicultores perdieron unos $650.000 millones. Muchos, en la ruina, cambiaron de actividad.
“Hace muchos años identificamos que el futuro de nuestro sector estaría asociado a lo que hiciéramos por desarrollar el conocimiento”, dijo el presidente de Fedepalma, Jens Mesa, gremio que le apostó a crear un laboratorio de biotecnología en el Campo Experimental Palmar de la Vizcaína, ubicado en Santander. Con el apoyo del Ministerio de Agricultura y de Colciencias, y rodeado de más de 800 hectáreas sembradas con palma de aceite, el moderno laboratorio complementa los trabajos de investigación científica iniciados en 2004, cuando se inauguró el centro.
Para un sector de la economía nacional cuya producción de aceite se transforma en biodiésel (50%), va para la industria alimentaria (30%) y se exporta (20%), mantener sanos los cultivos es la meta con la que amanecen los palmicultores y la preocupación con la que se acuestan. Son tres las enfermedades que principalmente afectan sus plantaciones: la marchitez letal, que seca la palma y la mata entre tres y seis meses; la pudrición basal, que pudre la base del tallo, y la más temida, la pudrición del cogollo. “Mi meta”, dijo Hernán Mauricio Romero, coordinador del programa de biología y mejoramiento, “es que con la ayuda de todos los colaboradores, en cinco años la palmicultura tenga clones que sean resistentes a la PC, que hayan salido de este laboratorio”.
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