“La compañía, fiel a su compromiso con la responsabilidad social empresarial, contribuyó a dar vida a la Fundación Fruto Social de la Palma, modelo de concertación entre comunidad, sector palmero y socios estratégicos, que ha promovido la realización de exitosos proyectos sociales que son ejemplo a seguir para el sector”, señaló Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma.
“La compañía, fiel a su compromiso con la responsabilidad social empresarial, contribuyó a dar vida a la Fundación Fruto Social de la Palma, modelo de concertación entre comunidad, sector palmero y socios estratégicos, que ha promovido la realización de exitosos proyectos sociales que son ejemplo a seguir para el sector”, señaló Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma.
Bogotá, 27 de noviembre de 2013
Como un lamentable desenlace que consterna al gremio palmicultor, calificó el Presidente Ejecutivo de Fedepalma, Jens Mesa Dishington, la liquidación de Oleaginosas Las Brisas, al tiempo que hizo un llamado a la reflexión al Gobierno Nacional y a la opinión pública en general, sobre las causas que llevaron al cierre definitivo de la empresa, asegurando que hay elementos que deben ser objeto de análisis para, en el futuro, no repetir errores que tienen dramáticas consecuencias.
Oleaginosas Las Brisas S.A., con 52 años de existencia, está ubicada en Puerto Wilches, Santander y ha sido considerada una de las empresas insignia de la palmicultura colombiana.
En primera instancia, la incidencia de la Pudrición del cogollo, (PC) fue devastadora, al punto que se perdieron 3.200 hectáreas sembradas con palma de aceite y así mismo 500 empleos directos. Ya en la zona, las cifras superan las 35.000 hectáreas afectadas (Puerto Wilches, Santander, y Cantagallo, Bolívar) por la enfermedad en medio de unas condiciones sociales deterioradas por factores de diversa índole.
“En este punto, hay que tener en cuenta que desde hace décadas, antes de la aparición de la PC, esta zona geográfica ha afrontado una compleja situación sindical y de orden público, que ha dificultado la marcha normal de los negocios. Por lo tanto, no puede desconocerse que el tema sindical le impuso a las empresas una carga económica muy onerosa que con el tiempo se volvió impagable”, recalcó el dirigente gremial.
La coyuntura sanitaria y financiera de Las Brisas se agravó con el paro ilegal de actividades en la zona palmera del Magdalena Medio en 2011, cuando no se pudieron hacer los controles adecuados a la enfermedad por espacio de 60 días de parálisis, que también significaron pérdidas que superaron los $100.000 millones para los empresarios y más de $15.000 millones para los trabajadores que dejaron de percibir su salario y sus familias.
No obstante, con motivo de estos paros ilegales, a los palmeros les quedó la percepción de que el Gobierno Nacional no fue claro con la reglamentación de las Cooperativas de Trabajo Asociado, lo cual le dio pie al sindicato de Sintrainagro para que obstaculizara la operación de las mismas y se presionara por la prohibición de este esquema.
Rememorar este escenario no tiene otro objeto que demostrar que la empresa ha estado sometida a fuertes presiones tanto sanitarias, como sindicales, lo que derivó en su inviabilidad económica de hoy.
Jens Mesa Dishington expresó que este proceso fue aún más grave cuando le fueron impuestas las multas a Oleaginosas Las Brisas, cinco Cooperativas de Trabajo Asociado y una empresa de servicio temporal por parte de la Dirección Territorial de Trabajo de Santander, por supuesta intermediación laboral, que ascendieron a $11.600 millones, las cuales han sido demandadas por las partes afectadas.
Sin embargo, más allá de las dificultades propias de la palmicultura nacional como pueden ser el clima, las enfermedades, la productividad y los mercados, el caso de esta empresa demuestra cómo la ausencia de un marco favorable de seguridad jurídica puede llevar a la liquidación empresarial de un negocio proyectado en el largo plazo, orientado a generar bienestar a las comunidades rurales.