La demanda mundial de productos agrícolas ha estado impulsada por el crecimiento de la población y mayor ingreso per cápita de los pobladores en las economías emergentes; sin embargo, desde principios de siglo, el desarrollo de los biocombustibles se configura como un nuevo factor que dinamiza la demanda de estos productos.
Fuente: www.opinionpublicameta.com.co
La demanda mundial de productos agrícolas ha estado impulsada por el crecimiento de la población y mayor ingreso per cápita de los pobladores en las economías emergentes; sin embargo, desde principios de siglo, el desarrollo de los biocombustibles se configura como un nuevo factor que dinamiza la demanda de estos productos, mejorando sus precios e incidiendo favorablemente en la rentabilidad de las actividades agrícolas que proveen materias primas para elaboración de combustibles renovables.
Para el biodiésel, su producción por diferentes naciones se basa en aceites y grasas animales y vegetales, provenientes especialmente de producción local. Como en la Unión Europea (UE) y Canadá, a partir de aceite de colza; Estados Unidos (EE.UU.), Brasil y Argentina, de aceite de soya; y Malasia, Indonesia y Colombia, de aceite de palma.
El país cuenta con cerca de 500 mil hectáreas sembradas, lo que significa que en pocos años contaremos con más de 2 millones de toneladas de aceite, duplicando la producción actual. Así, hay materia prima para atender el mercado tradicional y avanzar sostenidamente en un programa de incremento de mezcla de biodiésel al 15% (B15) y al 20% (B20).
Mientras otros países ponderan las externalidades positivas, económicas, ambientales y sociales, que generan los biocombustibles, acá se pasan por alto. El estudio titulado Evaluación beneficio-costo del uso del biodiésel como componente en la formulación del diésel distribuido en Colombia (2013 Fedebiocombustibles), demuestra que los beneficios asociados a esta actividad superan los costos en USD $3,3 billones, en 18 años.