Cerca de dos terceras partes de los aceites de palma demandados por la industria de alimentos y otros productos de consumo masivo, estarán exigiendo para la compra de los mismos su certificación como sostenibles en 2015.
Desde la antigüedad, el mercado ha fijado e impuesto las reglas del juego.
Esa máxima la están sintiendo sobre sus espaldas hoy los palmicultores del país.
Recientemente, Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, nuevamente lo anunció públicamente: «Cerca de dos terceras partes de los aceites de palma demandados por la industria de alimentos y otros productos de consumo masivo, estarán exigiendo para la compra de los mismos su certificación como sostenibles en 2015».
¿Lo anterior qué significa?
Pues nada menos que quién esté metido en el mundo palmicultor debe tener cultivares sostenibles; es decir, amigables con el medio ambiente y en un entorno social responsable.
Mesa Dishington expresó que «Colombia, como el primer productor de aceites de palma de Latinoamérica y el cuarto en el mundo, debe marchar de acuerdo con las directrices del mercado y por ello, todos los productores deben certificar sus aceites como sostenibles, lo antes posible. De otra manera, desde Fedepalma advertimos que quienes no se certifiquen RSPO muy seguramente tendrán dificultades para colocar sus aceites tanto en el mercado local como internacional».