Doralina Cuesta Panesso es un caso de inspiración en el sector palmicultor, destacando su valentía al enfrentar un cambio radical de vida. Regresó a Belén de Bajirá (Chocó), después de vivir por mucho tiempo en ciudades principales, para liderar un negocio familiar de palma de aceite.
A pesar de no tener experiencia previa como en el campo, ha demostrado ser una de las palmicultoras destacadas en la agroindustria de su región. Doralina, enfermera de profesión, se apoyó del proyecto ‘Urabá Semillas de Paz’, impulsado por la Fundación Bioplanta, apoyado por Fedepalma y Cenipalma, como una oportunidad transformadora.
A través de este programa, ha desarrollado habilidades técnicas en la agroindustria, y ha encontrado un sólido respaldo en el gremio que ha fortalecido su confianza y capacidad para enfrentar los desafíos del campo.
Con cinco hectáreas de cultivo, Doralina visualiza un futuro prometedor, con el propósito de proporcionar educación de calidad a sus hijos y asegurar un patrimonio estable para su familia. Tiene un profundo respeto por la tierra que cultiva, y por las especies que viven y transitan en los agroecosistemas.
Su mensaje para otras mujeres interesadas en emprender en la palmicultura es claro y poderoso: «Con pasión, disciplina y determinación, todo es posible».