Pilar Sanz de Santamaría, nació en Bogotá, es palmicultora de la Zona Oriental, tuvo contacto con el cultivo gracias a su papá, quién sembró las primeras 50 hectáreas en el año 1988, desde ahí empezó el gusto por el campo y los animales.
La finca Buenos Aires, figura bajo el nombre de Agropecuaria La Holanda S.A.S., es una empresa familiar que tiene 333 hectáreas sembradas en palma de aceite y está ubicada en el municipio de Cumaral, Meta.
“Para mi la palma de aceite es un proyecto de vida, que me hace levantar todos los días pensando en que es una maravilla poder trabajar con la gente, con la comunidad y hacer que este proyecto nos beneficie a todos, eso es muy satisfactorio” Pilar Sanz.
Desde el año 2007, Pilar está al frente de esta empresa como gerente, siendo una líder que contribuye de forma activa al desarrollo de la agroindustria, desde sus responsabilidades laborales, familiares y personales.
Esta empresa palmera se destaca por hacer un trabajo articulado con sus trabajadores manteniendo un buen relacionamiento, cuenta con una participación significativa de mano de obra femenina que ocupan cargos operativos, administrativos y directivos.
Para Pilar el cultivo de la palma es un proyecto que le ha permitido generar empleo en esta comunidad, y está comprometida en fortalecer y fomentar espacios equitativos que fomenten oportunidades, donde cada género aporte sus fuerzas y destrezas para liderar, trabajar de forma articulada y visionar un negocio sostenible.
“Estoy orgullosa de dar un ejemplo a mis hijos, junto a mi esposo tenemos satisfacción y admiración por este proyecto, donde lidero un gran equipo buscando mejorar procesos para enfrentar los retos del sector” comenta Pilar.
Asimismo, afirmó que es fundamental el apoyo que ha recibido de Fedepalma, Cenipalma y Hacienda La Cabaña, núcleo palmero al cual pertenece, porque a través de asistencia técnica, charlas y capacitaciones han podido adoptar mejores prácticas agrícolas para el mejoramiento de los suelos y el aumento de la productividad.
Finalmente, Pilar Sanz es una palmicultora feliz y enamorada de su cultivo, con el cual ha beneficiado a familias y está convencida que la palma es vida.